viernes, 5 de junio de 2015

¿Quieres ser Carismático?
¿Cómo son o que hacen para que la gente los identifique de esa forma? 
¿Nacen o se hacen?

¿Has notado la capacidad que tienen algunas personas de cautivar a cualquiera? No importa cómo se vean o la cantidad de dinero que tengan, estos individuos pueden simplemente entrar a una habitación y ser el centro de atención al instante. Cuando se van, la gente quiere imitarlos. Muchos de ellos son estrellas del cine, televisión o están en la política, pero también nos habremos cruzado con alguno de ellos en nuestra vida laboral, el jefe inspirador, el colega amistoso, o su fascinante encanto habrá interferido en nuestros propósitos amorosos. Eso es carisma. Es una especie de magnetismo que inspira confianza y adoración. Al igual que la belleza, la suerte y la posición social, el carisma puede abrir muchas puertas en la vida. Pero ¿se trata de algo innato o es el producto de un largo proceso de aprendizaje y desarrollo de habilidades sociales? La persona carismática, ¿lo es porque se comporta de una manera especial o puede comportarse como quiera debido a que su hechizo ha embrujado a todos?
Origen: El término «carisma» proviene del griego (charis) y hace referencia a un objeto u operación que Dios regala a los seres humanos y que les provoca bienestar.
Aunque las cualidades que conforman el carisma son difíciles de alcanzar, debes alegrarte, ya que cualquier persona puede llegar a ser carismática. Sólo tienes que seguir estos sencillos consejos para saber cómo hacerlo.
El líder carismático no es quien empequeñece a los demás, sino quien consigue inspirar a quienes lo rodean con el objetivo de sacar lo mejor de ellos, lo que explica el éxito que habían conocido figuras históricas como Adolf Hitler, Winston Churchill o Charles DeGaulle. Aunque discutibles, todos tenían algo en común: una visión y la capacidad de que sus seguidores se sintiesen identificados con ella.

Investigaciones recientes han detallado de manera más clara qué define a una persona carismática. No se trata tan sólo de una cuestión de serlo, sino también de comportarse como tal, es en la intensidad de sus acciones donde se encuentra el factor decisivo para ser un líder, así como una credibilidad a prueba de todo. Pero ¿cuáles son las acciones que distinguen a estos irreprochables líderes? A continuación presentamos las características más resaltantes de las personas carismáticas:

Escuchan. Para que quienes lo rodean se sientan apreciados, es necesario que el líder carismático los escuche detenidamente, se detenga a reflexionar en sus ideas y no considere que sus ideas son mejores que las de los demás. Son buenos comunicadores, ya que hacen que los demás sientan que sus ideas son apreciadas (aunque resulten finalmente rechazadas), y para ello, hacen falta habilidades de comunicación.

Transmiten confianza. Ser carismático no es lo mismo que tener confianza en ti mismo, pero cuando das la apariencia de tener esa confianza te puede hacer ver más carismático porque les dará tranquilidad y tendrán más fe en tu capacidad. Si la gente te ve como una persona segura de sí misma, querrán estar cerca de ti de forma natural. Esta es la manera en que puedes tener confianza en ti mismo:
  • ·         Mantén una actitud positiva.
  • ·         Habla con confianza.
  • ·         Recuerda que si todavía estás trabajando en desarrollar tu confianza interior, tener una voz segura, la ropa, y el lenguaje corporal pueden ayudar mucho para hacer que la gente piense que eres una persona segura de sí misma.


Hablan de “nosotros”, no de “yo”. El egocentrismo no es precisamente una cualidad frecuente entre las personas carismáticas; sí lo es implicar a los demás en el proyecto que uno ha comenzado. Es importante que todos los miembros de la empresa se sientan parte del mismo barco, no que son meros acompañantes del líder en la realización de su empresa personal. Lo importante es el objetivo común y que cada uno adopte el papel que la empresa necesita, no la realización personal del líder.

Hacen que la gente se sienta especial. No importa con quién hables, siempre se debe tratar de cautivar a esa persona y hacer que se sienta como que es la única persona en el mundo. Para tener carisma verdadero, debes poder hablar con cualquier persona acerca de cualquier tema y ser un oyente bueno y atento. Esta es la manera de hacerlo:
  • ·         Ponte al nivel de cualquiera.
  • ·         Muestra interés en la vida de las personas.
  • ·         Escucha de forma activa cuando otras personas te hablen. 
  •      Apréndete y recuerda los nombres de los demás y dirígete a ellos por sus nombres. Esto hará más fácil que recuerdes el nombre de una persona cuando la veas de nuevo.

·         Elogia libremente, pero de forma genuina y acepta los elogios con gracia y sin preocupaciones.
Aportan Soluciones. Las personas más valoradas son aquellas quienes perciben algún error o injusticia en su entorno y son capaces de poner en marcha el proceso necesario para poner solución a tal problema. Para una persona carismática, siempre existe algo susceptible de ser mejorado, y que por lo tanto, requiere de su protagonismo. Su descontento conduce a la acción, y ésta, al cambio.

Son visionarios. Ya no se trata simplemente de ser capaz de tener una buena idea, ser hábil en determinados campos o ser muy productivo, sino de ser capaz de elaborar un proyecto personal e intransferible que les distinga de sus iguales. Si son capaces de configurar esta visión de manera acertada, atraer a sus seguidores sin manipularlos y granjearse su confianza a través de los medios indicados, el líder podrá enfrentarse a cualquier empresa por ambiciosa que sea. Al fin y al cabo, el carisma está relacionado de manera íntima con la altura de miras.

Son creativos. El ingenio y la capacidad para abandonar las concepciones predeterminadas distinguen a una persona carismática de otra simplemente competente. Sus aspiraciones son diferentes a las del resto de (conformistas) mortales, que requieren una serie de habilidades diferentes que les ayuden a encabezar proyectos. Ya se sabe: si quieres resultados diferentes, uno debe seguir métodos distintos.

Predican con el ejemplo y están dispuestas a sacrificarse. Para ser capaces de alcanzar esa visión personal, los líderes deben predicar con el ejemplo. Y, por lo tanto, han de actuar en consonancia con las ideas que propugnan. No se puede pedir a los demás algo que uno no está dispuesto a dar y pretender que se siga confiando. Ser el primero en prestar ayuda, en reconocer la posibilidad del fallo y en aceptar las consecuencias de una decisión equivocada es la diferencia entre el líder quien da la cara y el que se esconde o el que, peor aún, deposita siempre la responsabilidad de los errores en sus compañeros.

No critican a los demás. Aunque hayan cometido errores, cotillear a espaldas de los compañeros sólo conduce a la pérdida de confianza de estos, quienes sospechan que pueden ser objetivos de los comentarios malintencionados del “listillo” en ocasiones sucesivas. En el fondo, las personas más carismáticas lo son por mostrarse humanos, aunque pueda sonar paradójico: reconocen que un error lo puede tener cualquiera, aunque ellos sepan ocultarlo bien, y recuerdan que lo importante no es volver a repetirlo. Eso sí, es importante no caer en la condescendencia de quien considera que los errores de los demás son tan frecuentes que es mejor acostumbrarse a ellos.

Cuentan con Buen lenguaje corporal. Tu lenguaje corporal puede decir mucho acerca de cómo te sientes acerca de ti mismo y puede ayudarte a parecer más accesible para los demás. El lenguaje corporal equivocado puede hacerte lucir tímido o indeciso, por lo que es importante que te muevas de manera que demuestres que eres una persona segura de ti misma, comprometida y llena de vida. Esta es la manera de hacerlo:
·         Una persona carismática se para con la cabeza en alto y camina con zancadas continuas y firmes. Entra a una sala llena de extraños con todo orgullo, lista para aprovechar las oportunidades que se presenten. También hace gestos con sus manos en lugar de cruzarlas sobre el pecho.
·         Mejora tu postura.
·         Piensa en tus propios gestos.
·         Imita el lenguaje corporal de las personas con las que converses para que puedas acercarte a ellas de una manera no verbal (técnicas del espejo). Si alguien hace muchos gestos, puedes unírtele, mientras que si una persona es más reservada, es mejor si no haces gesto de forma muy salvaje.
·         Mira a las personas a los ojos cuando les hables. 
    Sonríe genuinamente cuando saludes a alguien. Tu sonrisa debe decir que tea alegra llegar a conocerlos mejor.

Tienen buen Humor. Una persona verdaderamente carismática debe ser capaz de hacer reír a la gente sin esforzarse demasiado. Parte de ser una persona de la que todo el mundo quiere estar cerca es hacer que un grupo de personas se rían y hagan bromas. Debes ser capaz de cautivar a las personas con tu sentido del humor. Esta es la manera de hacerlo:
·         Aprende a reírte de ti mismo.
·         Aprende a bromear con una variedad de personas. Cuando estés con una persona nueva, sé conservador al principio. Es mejor que no corras el riesgo de ofender o de decepcionar a una persona por hacer una broma inapropiada.
·         No trates desesperadamente de ser divertido.

Son encantadores. Para ser verdaderamente carismático, tienes que ser capaz de no solo impresionar, cautivar y escuchar a un grupo de personas, sino que también debes ser una persona buena para hacer que los demás participen y que siempre tenga algo interesante que decir, para que la gente gravite hacia ti naturalmente. Esta es la manera de hacerlo:
·         Sé versátil. Debes ser capaz de hablar con una variedad de personas sobre una variedad de temas. Debes ser culto, leer el periódico todos los días, y tener una variedad de intereses, como los idiomas extranjeros o el arte moderno, para que puedas hablar sobre estos temas con cualquiera.
·         Puedes esforzarte en ser una persona equilibrada y en saber un poco acerca de política, historia, ciencia y literatura, para que puedas adaptar la conversación a la persona con la que hables.
·         Piensa antes de hablar.
·         Ponte en contacto con tus emociones. Investigaciones han demostrado que las personas a las que por lo general se les ve como carismáticas tienen emociones muy fuertes y también son capaces de relacionarse con lo que los demás sienten. No tengas miedo de comunicar tus emociones de una manera apropiada.


Tener carisma es un arte. El carisma debe venir del interior y reflejar lo que uno lleva dentro o de otra manera todo parecerá fingido. Afortunadamente, cualquiera tiene la habilidad de ser una persona carismática, simplemente debes dejarlo salir. Practica y toma nota acerca de lo que funciona y lo que necesita mejorarse.  
Si quieres saber más sobre este tema, te recomiendo mi Libro "El Arte de la Persuasión" - Oratoria y el Arte de Seducir a las personas. 

jueves, 4 de junio de 2015

GERENCIANDO TU PROPIA VIDA...
La capacidad de saber guiar nuestra propia vida, de mejorarla y enriquecerla a cada instante la llamaremos "LIDERAZGO PERSONAL". Sin ella, todos nuestros movimientos no tienen dirección definida: ¿qué le pasaría a un vehículo que avanza sin saber a dónde va? …debemos dirigir nuestra vida, es la única forma de lograr lo que
¡realmente queremos!

Para entenderlo mejor: el liderazgo es hacer las cosas correctas, las que deben ser, y la administración es hacer las cosas bien, es una combinación de eficiencia y eficacia para obtener el triunfo personal.

Conozco mucha gente exitosa en su profesión, pero en lo personal son un desastre: no saben gerenciar su vida, ni la de su familia. ¿Cómo puede explicarse esto?
Pues bien… en el mundo de las empresas y los negocios los resultados esperados suelen estar muy claros. Son medibles y ambiciosos, buscan ser elevados y sólo se pueden alcanzar con dedicación, estrategias y recursos. Son objetivos definidos por la Junta Directiva o por una instancia superior que le vienen “impuestos” al gerente y/o profesional para que gestione lo necesario y los alcance. Así, el gerente elabora su plan de acción y orienta a su equipo de trabajo hacia la meta. Con frecuencia monitorea el avance y hace ajustes en el recorrido. Es más, gerente que se aprecie de serlo buscará sobrepasar esa meta y sorprender con su desempeño. Por eso hay muchos gerentes exitosos, tienen claro lo que tienen que hacer y cuentan con los conocimientos y destrezas para llevarlo a cabo. Se han entrenado para ello. Sus investigaciones y estudios lo han habilitado para gerenciar y encaminarlos al logro.

Y, ¿por qué no lo son en el ámbito personal? …imagino que ya sabes la respuesta. Muy poca gente dedica tiempo a definir los resultados que espera en su vida personal. Esos gerentes exitosos lo son porque “otro” le dice lo que tiene que lograr, pero en su vida personal nadie se lo ordena. Claro!, quien se lo va a encomendar si no es él mismo.

Simplemente somos objetos de las circunstancias, de lo que escogimos estudiar, de casarnos y tener hijos. Terminamos trabajando para mantener un estatus en una empresa donde fuimos aceptados y seguimos cumpliendo todos los días la responsabilidad que nos toque vivir. Cuando más, puede ser que decidamos dejar un trabajo, emprender otro, o escoger la casa que “podemos” comprar, no la que queremos ni deseamos.

Algunos siguen jugando a la lotería, con el sueño de ganarse el Kino y esperan que llegue la festividad de año nuevo para pedir los doce deseos. Sólo deseos, ningún propósito que perdure a lo largo del año.

La gerencia exitosa de la vida no tiene que ver con lo que es posible, sino con lo que merecemos, si, merecemos, porque es por lo que luchamos en todo momento. Es detenernos y pensar en el futuro que deseo y aunque parezca imposible, sentir que lo merezco. Sin perder de vista ese futuro, dedicarse a disfrutar del presente sabiendo que para allá vamosLa vida es el resultado de lo que tu hagas de ella, entonces,  ¿Cuáles son los resultados que quieres en tu vida? Esa es una pregunta trascendental. ¿Qué resultados estás obteniendo? Tu vida actual es el resultado de lo vivido, deseado, planificado o no, pero son resultados. Son la consecuencia de las circunstancias o de la decisión que tomaste.

¿Estás donde querías estar? ¿Estás siendo quien querías ser? ¿Haces lo que siempre querías estar haciendo? ¿Tienes lo que has querido tener? …no es posible volver atrás y tener un nuevo comienzo, pero siempre es posible escribir el final. Esa es TU decisión. El pasado ya pasó, no hay vuelta atrás, el presente es un regalo, disfrútalo y prevé ese futuro que tanto añoras.

Alguien escribió que un barco cuando no sabe a qué puerto se dirige cualquier viento es bueno. Y es muy cierto. Hay quienes disfrutan del navegar con los vientos a favor y vivir de lo que les está tocando vivir. No lo voy a criticar. Si los resultados que quieres de la vida es vivir cada día como si fuera el último y dejar de pensar en el futuro, ésa es una opción muy válida. También hay otra posibilidad: definir el puerto al que quieres llegar (Resultados) y enfilar las velas hacia allá. Es posible que muchos vientos estén a favor, que bueno. Pero también es posible que los vientos que llevan al puerto sean débiles y hasta tempestuosos. A veces hay que dejar pasar vientos divinos que nos llevan a otra dirección y enfilarse en línea recta hacia lo que quiero. Esa es la verdadera decisión. Es la posibilidad de tener claro a que le digo SI y a que le digo NO. Le dirás SI a lo que te acerque a tu objetivo y NO a lo que te aleje de él. Pero para ello debes tener muy claro para dónde vas y lo que quieres obtener como resultados.

Y mientras recorres ese camino, debes aclarar lo que te motiva, tus expectativas, tus intenciones. Recuerda que nuestras intenciones marcan el camino a seguir, son como direcciones que seguimos y a las cuales debemos dedicar tiempo y energía. Las direcciones que tomamos en nuestra vida pueden cambiar con el tiempo, por ello, es aconsejable reconocer a tiempo las necesidades de cambio.

Compréndelo, la clave de conducir está en no desviarte de tu camino. Aprender a ejercer la voluntad de seguir una determinada dirección y auto motivarnos a seguirla es tan importante como escogerla. Una vez que sabemos lo que queremos hay que escoger un orden de prioridades. Lo primero debe ser lo primero, si conocemos lo que es esencial conoceremos lo que es superfluo. "Lo superfluo no debe pasar por encima de lo esencial", dijo Goethe.

Además, debemos contar con mecanismos de autocontrol. La retroalimentación es necesaria siempre para comprobar si vamos en la dirección correcta. Alguien dijo una vez que "la eterna vigilancia es el precio de la libertad". La libertad requiere que estemos atentos, la clave de conducir está en no desviarnos del camino.

Por otra parte, no es suficiente ser un profesional exitoso sin serlo de igual forma en tu vida personal. Ni tampoco al revés. Va en ambos sentidos, y uno interviene en el otro.

Piénsalo, todo lo que hacemos tiene consecuencias, y lo que no, también. Todo en la vida se traduce en resultados. Busca los que quieres obtener (triunfador) y no sólo los que puedes lograr (sobreviviente).


Y si tienes alguna duda… háblame!   
Técnica de Preguntas y Respuestas en la Oratoria



Estás en la mitad de tu ponencia y tienes la total atención de tu audiencia. ¡Enhorabuena! Aunque esta ventaja implica el costo de mantenerla, lo cual no siempre es tarea sencilla. Una de las fórmulas que mejor funcionan consiste en realizar preguntas directas al público asistente. Estas cuestiones procuran que la audiencia pueda resetear su atención y les orienta sobre el punto de la charla en el que se encuentran.

Pero, ¿qué sucede cuando es la audiencia quien pregunta al ponente?
Para resolver de la forma más eficiente posible esta situación revisa este decálogo de recomendaciones:

1.- Responde cuando sea preciso.
Mantenemos que las necesidades de la audiencia son prioritarias frente a las del ponente pero, si una persona del público interrumpe una explicación esencial para entender el contenido de la misma, te recomendamos que la contengas pidiendo permiso al interlocutor para hacerlo, y finalices tu punto de la exposición. Posiblemente la respuesta estuviera recogida en el mismo y el hilo de la ponencia permanecerá intacto para el resto de los asistentes. Si no fuera así, simplemente recupera la pregunta, agradécela, y resuélvela en el momento más adecuado.

2.- Repite la pregunta.
Gracias a ello toda la audiencia sabrá ahora, por si no lo hubieran oído o entendido, qué se va a comentar a continuación. Esta repetición también conlleva una ventaja para el orador, quien contará con más tiempo para estructurar la respuesta.

3.- Sé breve.
No te aconsejamos romper el ritmo de la presentación con respuestas demasiado largas. Es importante ser breve ofreciendo, eso sí, una respuesta completa.

4.- Responde a la pregunta siempre y cuando la pregunta tenga relación con la presentación.
Aunque es necesario responder a todas las cuestiones puede que alguna no tenga nada que ver con la ponencia. En este caso es conveniente clarificar el objetivo de la misma y desplazar la respuesta a un entorno informal fuera de la sala.

5.- Si no sabes la respuesta, responde igualmente.
Responde con honestidad si no conoces la respuesta con un: “Sinceramente necesito conocer más sobre este aspecto, permítame y lo averiguaré” y hazlo en cuanto tengas oportunidad.

6.- De nuevo el momento más oportuno.
Si la pregunta guarda relación con algo que está previsto aparecer más adelante en la presentación aplaza tu respuesta explicando que será respondida en los siguientes apartados.

7.- Distánciate del interlocutor.
Un error básico a la hora de responder consultas de la audiencia es acercarse mucho a la persona que la formula dejando de lado el 99% de los asistentes. Para incluir a toda la sala en la respuesta es mejor hacerlo desde el punto opuesto al que se encuentre el interlocutor y, en la medida de lo posible, tratar de responder mirando a toda la sala. El contacto visual es muy importante, finalizando en los ojos de quien pregunto.

8.- Si la pregunta es eterna…
Ninguna pregunta debería superar el minuto o minuto y medio como máximo. Si percibes que se extiende demasiado procura interrumpirla de la forma más cordial. Puedes comentar algo como: Disculpe, me he perdido, ¿me podría decir cuál es la pregunta?

9.- Si el interlocutor es un orador frustrado…
Si intuyes que la persona que realiza la pregunta sólo busca ser reconocido en el grupo, agradécele su intervención aun no estando de acuerdo. Explica tu punto de vista y lo mucho que difieren, pero concédele el reconocimiento de haber realizado la cuestión y sigue con tu charla.

10.- Si quieres que pregunten, ayúdales.
Si llega el turno de preguntas y desde la audiencia no llega ninguna, puedes facilitarles la labor teniendo tú mismo preguntas preparadas. Por ejemplo puedes decir: “… lo que me han preguntado hoy al llegar ha sido …” o “… lo que suelen preguntarme es…”. Cuando te hayas respondido a ti mismo puedes consultar si hay más preguntas. Será más sencillo para la audiencia participar entonces.

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