martes, 6 de agosto de 2013


¿Cómo impulsar la mentalidad positiva en la Gente?


Hace un par de años llegó a mi correo un libro titulado CAMBIA EL CHIP (Cómo afrontar cambios que parecen imposibles), en donde se hablaba sobre dos tipos de mentalidad:
  • ·         Fija y
  • ·         de Desarrollo Personal.


Y por supuesto: Tu tipo de mentalidad determina el éxito que tendrás en la vida.

Lee las siguientes cuatro frases y apunta si estás de acuerdo o en desacuerdo con cada una de ellas:

  1. 1.   Eres un tipo de persona y no hay mucho que puedas hacer para cambiarlo.
  2. 2. No importa qué clase de persona seas, siempre puedes cambiar sustancialmente.
  3. 3.   Puedes hacer las cosas de manera diferente, pero en el fondo no puedes cambiar quién eres.
  4. 4.   Siempre puedes cambiar aspectos básicos de la clase de persona que en realidad eres.


Si estás de acuerdo con la 1 y la 3, tienes una mentalidad fija. Si estás de acuerdo con la 2 y la 4, tienes una mentalidad de Desarrollo Personal.

Las personas con mentalidad fija creen que sus capacidades son estáticas: tienden a evitar los retos, abandonan con facilidad, ven el esfuerzo como estéril o peor, ignoran las críticas (a veces constructivas), se sienten amenazados por el éxito de los demás. Simplemente se ocupan de ver lo que los demás logran sin prestar atención a lo que ellas pueden lograr. Como consecuencia, se estancan antes, sin llegar a alcanzar su potencial pleno. Confirman así una visión determinista del mundo. Viven en su espacio virtual, creen ver toda la realidad, cuando ciertamente su enfoque es reducido, egocentrista y muy superficial. Como dirían los psicólogos: poseen mapas mentales uniformes. En otras palabras, son “personas cuadradas”.

Las personas con mentalidad de Desarrollo Personal creen que sus capacidades son como los músculos, pueden crecer si se ejercitan: aceptan más desafíos, perseveran ante la adversidad, contemplan el esfuerzo como el camino hacia la maestría, aprenden de la crítica, más allá, piden retroalimentación constante, sabiendo recibir, aceptar y valorar la diferencia de opiniones. Encuentran lecciones e inspiración en los éxitos de los demás. Los toman como referencia y alternativa de comportamiento. Como resultado, alcanzan niveles cada vez más altos de realización y valoración personal. Se ven recompensados con un sentimiento creciente de libertad, en donde el éxito no es marcado por lineamientos externos o sociales, sino por parámetros propios que definen su vida.

Si quieres que una persona alcance todo su potencial, elógiala desde una mentalidad de Desarrollo Personal. Como sabrás, existen dos tipos de elogio: los que alaban a la persona y los que alaban el proceso realizado por la persona. Cuando elogias a la persona, estás reforzando la mentalidad fija, la creencia de que el éxito se debe a rasgos fijos desde el nacimiento. Cuando estas personas fallan, se lo atribuyen a sus debilidades físicas o personales. Caso contrario, cuando elogias el proceso, refuerzas la mentalidad de Desarrollo Personal, la creencia de que las cualidades pueden desarrollarse con esfuerzo y tesón. Así fomentas la resiliencia y el amor por el aprendizaje, esenciales para el éxito futuro.
Por consiguiente:
  • ·         Elogia el hacer, nunca el ser.
  • ·         Elogia el esfuerzo, no la inteligencia.
  • ·         Elogia de forma específica y útil.
  • ·         Elogia en privado y de manera oportuna.
  • ·         Elogia sólo cuando existe una buena razón para hacerlo y con sinceridad.


Mi recomendación: cuando des feedback a una persona, ya sea niño, estudiante o empleado, hazlo de manera correcta y fomentarás la mentalidad de Desarrollo Personal. Recuerda, estructura tus comentarios en torno al esfuerzo en lugar de etiquetar a la persona:
·         No le digas a un niño cuando ha hecho un bonito dibujo: “Eres un artista”, sino “Cuánto te has esforzado”.
·         No le digas a un estudiante que ha aprobado un examen difícil: “Qué inteligentes eres”, sino “Cuánto has estudiado”.
·         No le digas a un empleado que ha completado una tarea larga y complicada: “Eres muy trabajador”, sino “Te felicito, veo cuánto te has esforzado para terminarla a tiempo y con tan buenos resultados”.

Y hablando de Feedback, recuerda que las principales características de un feedback efectivo son:

1.   Centrado en la conducta, no en la persona (ejemplo: “elaboraste el trabajo con algunos errores…” en vez de “eres un torpe”).
2.   Describe, no evalúa (ejemplo: “llegas tarde por 2da. vez en la semana…” en vez de “¡que incumplido!”).
3.   Específica, no generaliza (ejemplo: “Has entregado  incompletos 3 de los 8 informes…” en vez de “todos los informes están incompletos…”).
4.   Enfatiza el Qué, no el Por qué (ejemplo: “ayer cuando te hablé de mi problema no me respondiste…” en vez de “ayer cuando te hablé de mi problema no me respondiste, seguro que no te importó…”).
5.   Referido a conductas o situaciones que puedan ser modificadas a voluntad (referirse a limitaciones personales, ejemplo: tic, tartamudez, sordera, etc. puede generar frustración e impotencia).
6.   Oportuno (en el momento preciso, cercano al momento que  ocurrió el comportamiento sobre el cual se da la realimentación; pero también considerando la disposición y receptividad del interlocutor)
7.   Solicitado antes que impuesto (es más útil si el interesado nos lo solicita o si consultamos su disposición para recibirlo).
8.   Centrado más en las necesidades del Receptor que en las del Emisor (evitar utilizarlo como descarga o catarsis).
9.   Es verificable o comprobable (el receptor puede buscar feedback de otras personas y comparar la información, además que puede parafrasear lo expresado por el emisor para precisar si está entendiendo el mensaje).