Reflexionar para Aprender.
Mucha
gente se alarma y pone cara de sorpresa cuando menciono en mis conferencias que
mi gran recomendación es que no estudien más, sin antes reflexionar. Sí, no se
trata de estudiar más.
Recordando el relato de Stephen Covey: Suponga que se encuentra con
alguien quien trabaja febrilmente en el bosque, cortando un árbol con una
sierra.
·
¿Qué está usted haciendo? —le pregunta.
·
¿No lo ve? responde él con impaciencia. Estoy
cortando este árbol.
·
¡Se le ve exhausto! exclama usted. ¿Cuánto tiempo
hace que trabaja?
·
Más de cinco horas, y estoy molido. Esto no es
sencillo.
·
¿Por qué no hace una pausa durante unos minutos y
afila la sierra? pregunta usted. Estoy seguro de que cortaría mucho más rápido.
·
No tengo tiempo para afilar la sierra, dice el
hombre enfáticamente. Estoy demasiado ocupado aserrando.
El séptimo hábito de Stephen Covey consiste en tomar tiempo para afilar
la sierra. En otras palabras, prepararse, estudiar… pero no basta con leer o
estudiar un tema, es necesario reflexionar
y aprender realmente sobre lo estudiado. Cuantos de nosotros no paramos de estudiar y jamás nos sentimos listos
porque tenemos que seguir preparándonos. Esa es la excusa perfecta para no
tener resultados. “Es que todavía me estoy preparando”, dicen. A todos ellos
les digo… no estudien más sin antes reflexionar en cada tema y realmente
aprender llevándolo al mundo real, no basta con mantenerlo en la teoría, hay
que aplicarlo!
En
los últimos años sólo he leído unos 9 libros NUEVOS por completo. Para muchos,
eso es una aberración pues la gente cree que debo ser un gran lector por los
cursos que imparto.
En
mi equipo de trabajo he tenido grandes e inteligentes profesionales que se
leían un libro por fin de semana y otro durante la semana. Yo no sé cómo
hacían. ¿Eran más inteligentes que yo?, a veces me lo hacían sentir. Es más,
eran capaces de recitar capítulos enteros y dar un gran discurso sobre el
contenido de cada libro. Su brillantez me abrumaba.
Para
aprender de ellos, les pedía con frecuencia que me contaran de sus recientes
lecturas y trataba de hacer análisis e integración de esas ideas. Preguntaba y cuestionaba. Reflexionaba y compartía mi visión de lo que
escuchaba.
La
verdad es que me maravillaba ante tanta memoria retentiva que exhibían. Eran
capaces de leer 8 libros al mes… Inclusive hasta más.
A
veces me sentía retado y trataba de igualarlos. Sencillamente no podía. Bastaba
que tomara un libro y a las dos páginas tenía que soltarlo porque habían unas
ideas fabulosas que ameritaban ser meditadas serenamente. Suele sucederme que
al encontrarlas, cierro el libro y me quedo observándome. ¿Qué tiene que ver
esa idea conmigo?…con mi trabajo? ¿Cuándo puedo usar estas ideas? ¿En qué
oportunidad mis resultados se han visto afectados por cosas como lo expresado en
este texto?… Y así puedo pasar horas reflexionando antes de continuar con la
lectura.
Claro,
se me iba el fin de semana y a lo mejor leí sólo 30 páginas. ¿Será que soy
lento para entender los mensajes profundos que hay en un libro? No podía
explicarme como alguien puede pasar hojas y más hojas, sin detenerse a procesar
lo leído. Hasta cuadros sinópticos preparé en más de una oportunidad para
asegurarme de haber entendido bien el texto. En varias ocasiones caí en la
tentación de llegar al final del libro. Era como que me dijera a mí mismo: “Más
importante que aprender es llegar al final y poder decir que te lo leíste todo
en tres días”. Esa carrera me llevó al estrés de tener que leer por leer.
Con
el tiempo me sinceré. Es muy fácil leer y no aprender. Lo comprendí mucho más
claro al ver a mis hijas estudiando durante años. Pasaban horas tratando de
memorizar textos y haciendo el paro de estar “estudiando”. ¿Tanto esfuerzo para
qué?... y aun cuando les decía hay que estudiar para aprender, para entender la
vida y este universo, sus metas se mantenían igual… estudiar para sacar la
mejor nota y pasar a otro grado o nivel, no necesariamente para aprender.
¿Qué es lo verdaderamente
importante? No
estoy hablando mal sobre leer y estudiar. Es bueno que aclare eso. No estoy diciendo que no leas ni estudies, lo que me parece lamentable es
que leas y estudies sin reflexionar y sin
aprender.
Retomando
el tema de mi dedicación a la lectura, como les mencioné, tengo años sin leer más
que 9 libros NUEVOS por completo… “nuevos” “completo”. Y menos aún, de una sola
sentada. Algo que estoy haciendo es leer libros básicos, técnicos, clásicos,
libros que ya he leído. Libros que me han marcado, que aunque ya los haya
leído, su relectura es más rica aún. Con la experiencia y el conocimiento de
hoy los interpreto de otra manera, los comprendo más cercanos a mi vida y
tiendo a aplicarlos mucho mejor que la primera vez que los leí hace años.
He entendido que para mí es más
importante estar constantemente aprendiendo y no necesariamente adquiriendo
contenido nuevo y hasta exótico para demostrar que yo sé mucho y que estoy
“actualizado”. Estoy disfrutando de esas lecturas
de libros ya degustados, que ya he leído, que los abro en cualquier parte y me
dejo sorprender.
Es
muy fácil leer y estudiar. Lo difícil es aprender.
¡No estudies más, aprende! APRENDE, porque estudiar es una cosa y
aprender es otra. Es ese proceso de observar,
reflexionar, entender y ver en la acción cotidiana todas las lecciones que ella
encierra. Para comprenderlas mejor y comprenderme mejor, están los libros. En
ellos puedo encontrar los elementos para esa comprensión. Eso es aprender.
Leer por leer no es el secreto del éxito… pero si lo es el aprender.
Ah,
por cierto. Dije que en los últimos años no he leído muchos libros nuevos
completos, pero no tienes idea la cantidad de libros que si leí en el pasado. Es
sumamente importante leer, leer para aprender.
Lee
mucho y reflexiona mucho sobre lo que lees. No te aprendas un discurso, no te aprendas
una lectura. Aprende, es decir, atrapa,
interpreta, reflexiona, haz toma de conciencia de lo que debes hacer distinto
y, con paciencia, emprende el camino de tu desarrollo, de tu evolución.
Como
objetivos para el 2014, proponte leer y estudiar, ampliar tu capacidad de
respuesta, aprender a conocerte a ti mismo, a manejar tus emociones, y sobre
todo, dedica tiempo a clarificar los resultados que quieres obtener en la vida.
Recuerda… no basta con leer y estudiar, hay que reflexionar, razonar, llevar el
texto a tu vida para comprender, pero por sobre todo APRENDER!
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