GERENCIANDO TU PROPIA VIDA...
La capacidad de saber guiar nuestra
propia vida, de mejorarla y enriquecerla a cada instante la llamaremos
"LIDERAZGO PERSONAL". Sin ella, todos nuestros movimientos no tienen
dirección definida: ¿qué le pasaría a un vehículo que avanza sin saber a dónde
va? …debemos dirigir nuestra vida, es la única forma de lograr lo que
¡realmente
queremos!
Para entenderlo mejor: el liderazgo
es hacer las cosas correctas, las que deben ser, y la administración es hacer
las cosas bien, es una combinación de eficiencia y eficacia para obtener el triunfo
personal.
Conozco mucha gente exitosa en su
profesión, pero en lo personal son un desastre: no saben gerenciar su vida, ni
la de su familia. ¿Cómo puede explicarse esto?
Pues bien… en el mundo de las
empresas y los negocios los resultados esperados suelen estar muy claros. Son
medibles y ambiciosos, buscan ser elevados y sólo se pueden alcanzar con
dedicación, estrategias y recursos. Son objetivos definidos por la Junta
Directiva o por una instancia superior que le vienen “impuestos” al gerente y/o
profesional para que gestione lo necesario y los alcance. Así, el gerente
elabora su plan de acción y orienta a su equipo de trabajo hacia la meta. Con
frecuencia monitorea el avance y hace ajustes en el recorrido. Es más, gerente
que se aprecie de serlo buscará sobrepasar esa meta y sorprender con su
desempeño. Por eso hay muchos gerentes exitosos, tienen claro lo que tienen que
hacer y cuentan con los conocimientos y destrezas para llevarlo a cabo. Se han
entrenado para ello. Sus investigaciones y estudios lo han habilitado para gerenciar
y encaminarlos al logro.
Y, ¿por qué no lo son en el ámbito
personal? …imagino que ya sabes la respuesta. Muy poca gente dedica tiempo a
definir los resultados que espera en su vida personal. Esos gerentes exitosos
lo son porque “otro” le dice lo que tiene que lograr, pero en su vida personal
nadie se lo ordena. Claro!, quien se lo va a encomendar si no es él mismo.
Simplemente somos objetos de las
circunstancias, de lo que escogimos estudiar, de casarnos y tener hijos.
Terminamos trabajando para mantener un estatus en una empresa donde fuimos
aceptados y seguimos cumpliendo todos los días la responsabilidad que nos toque
vivir. Cuando más, puede ser que decidamos dejar un trabajo, emprender otro, o
escoger la casa que “podemos” comprar, no la que queremos ni deseamos.
Algunos siguen jugando a la lotería,
con el sueño de ganarse el Kino y esperan que llegue la festividad de año nuevo
para pedir los doce deseos. Sólo deseos, ningún propósito que perdure a lo
largo del año.
La gerencia exitosa de la vida no tiene que ver con lo que es posible, sino
con lo que merecemos, si, merecemos,
porque es por lo que luchamos en todo momento. Es detenernos y pensar en el
futuro que deseo y aunque parezca imposible, sentir que lo merezco. Sin perder
de vista ese futuro, dedicarse a disfrutar del presente sabiendo que para allá
vamos. La vida es el resultado de lo que
tu hagas de ella, entonces, ¿Cuáles son
los resultados que quieres en tu vida? Esa es una pregunta trascendental. ¿Qué
resultados estás obteniendo? Tu vida actual es el resultado de lo vivido, deseado,
planificado o no, pero son resultados. Son la consecuencia de las
circunstancias o de la decisión que tomaste.
¿Estás donde querías estar? ¿Estás siendo quien querías ser? ¿Haces lo
que siempre querías estar haciendo? ¿Tienes lo que has querido tener?
…no es
posible volver atrás y tener un nuevo comienzo, pero siempre es posible
escribir el final. Esa es TU decisión. El pasado ya pasó, no hay vuelta atrás,
el presente es un regalo, disfrútalo y prevé ese futuro que tanto añoras.
Alguien escribió que un barco
cuando no sabe a qué puerto se dirige cualquier viento es bueno. Y es muy
cierto. Hay quienes disfrutan del navegar con los vientos a favor y vivir de lo
que les está tocando vivir. No lo voy a criticar. Si los resultados que quieres
de la vida es vivir cada día como si fuera el último y dejar de pensar en el
futuro, ésa es una opción muy válida. También hay otra posibilidad: definir el
puerto al que quieres llegar (Resultados) y enfilar las velas hacia allá. Es
posible que muchos vientos estén a favor, que bueno. Pero también es posible
que los vientos que llevan al puerto sean débiles y hasta tempestuosos. A veces
hay que dejar pasar vientos divinos que nos llevan a otra dirección y enfilarse
en línea recta hacia lo que quiero. Esa es la verdadera decisión. Es la posibilidad de tener claro a que le
digo SI y a que le digo NO. Le dirás SI a lo que te acerque a tu objetivo y NO
a lo que te aleje de él. Pero para ello debes tener muy claro para dónde vas y
lo que quieres obtener como resultados.
Y mientras recorres ese camino,
debes aclarar lo que te motiva, tus expectativas, tus intenciones. Recuerda que
nuestras intenciones marcan el camino a seguir, son como direcciones que
seguimos y a las cuales debemos dedicar tiempo y energía. Las direcciones que
tomamos en nuestra vida pueden cambiar con el tiempo, por ello, es aconsejable
reconocer a tiempo las necesidades de cambio.
Compréndelo, la clave de conducir
está en no desviarte de tu camino. Aprender a ejercer la voluntad de seguir una
determinada dirección y auto motivarnos a seguirla es tan importante como
escogerla. Una vez que sabemos lo que queremos hay que escoger un orden de
prioridades. Lo primero debe ser lo primero, si conocemos lo que es esencial
conoceremos lo que es superfluo. "Lo superfluo no debe pasar por encima de
lo esencial", dijo Goethe.
Además, debemos contar con
mecanismos de autocontrol. La retroalimentación es necesaria siempre para
comprobar si vamos en la dirección correcta. Alguien dijo una vez que "la
eterna vigilancia es el precio de la libertad". La libertad requiere que
estemos atentos, la clave de conducir está en no desviarnos del camino.
Por otra parte, no es suficiente
ser un profesional exitoso sin serlo de igual forma en tu vida personal. Ni tampoco
al revés. Va en ambos sentidos, y uno interviene en el otro.
Piénsalo, todo lo que hacemos tiene
consecuencias, y lo que no, también. Todo en la vida se traduce en resultados.
Busca los que quieres obtener (triunfador) y no sólo los que puedes
lograr (sobreviviente).
Y si tienes alguna duda… háblame!
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