Nerviosismo antes de hablar en público.
A todos nos preocupa
aparecer ante un público y cometer errores. Antes de nuestra presentación la
mente, traviesa como es, suele preferir imaginar todo aquello que podría salir
mal en lugar de lo que podría salir bien. Eso nos pone nerviosos, como es lógico.
Cualquiera que esté interesado en aprender a descubrir estas trampas de la
imaginación y a eludirlas puede encontrar las claves que necesita en libros o
en nuestros cursos sobre Arte y Ciencia
de Hablar en Público. La información está ahí, al alcance de todos.
¿Es malo estar nervioso antes de hablar en público?
Los participantes, quienes
asisten a los talleres que imparto, me plantean con frecuencia preguntas como
“¿es malo estar nervioso antes de hablar en público?” o “¿alguna vez me
desaparecerán estos nervios?” o tal vez: ¿cómo hago para eliminar estos nervios
inútiles? Es natural desear sentir una confianza inquebrantable en uno mismo
justo antes de hablar en público, pero eso que llamamos veteranía es algo que
se adquiere con la práctica y con el paso del tiempo. No se me ocurre otro
camino. Sin embargo, debemos aclarar, la sensación del nerviosismo, eso que te
hace temblar las piernas, sentir mariposas en el estómago o impedirte hablar
los primeros segundos al enfrentar una audiencia, eso, es algo natural y
positivo dependiendo del cristal con que lo mires. Es una cuestión de ¡actitud!
Martin Evans era un gran
presentador de nuestro equipo corporativo, era el encargado de entretener al
respetable público mientras los ponentes principales se preparaban detrás del telón. Con su verbo
fácil y mordaz, este profesional y buen orador, conseguía hacernos reír a todos
con su particular visión de las cuestiones de actualidad. Por ser su amigo y compañero de equipo, a menudo
charlaba con él antes de que saliera al escenario. En una ocasión le pregunté:
“Oye, Martin, con tantos años que llevas representando tus monólogos ante
tantos públicos alrededor del mundo, ya no te pondrás nervioso, ¿verdad?”.
Todavía recuerdo lo que me respondió: “Siempre estoy un poco nervioso, pero no
son nervios de miedo o inseguridad, claro. Son los nervios de querer hacerlo
bien. El día en que no los sienta justo antes de salir a escena, me preocuparé,
porque querrá decir que lo que hago habrá dejado de importarme”.
¿Qué quiero que recuerdes
con este relato?
El estrés o nerviosismo provocado
por tu alocución debes tomarlo como algo positivo… No pasa nada por estar
nervioso. Es natural. Pero aprende a distinguir: ¿a qué se deben esos nervios?
¿Quizás no te has preparado lo suficiente y lo sabes? ¿O son los nervios de
querer hacerlo bien? La mejor técnica para que desaparezca el miedo y la
inseguridad es preparar y ensayar tu presentación a conciencia. Después de eso,
no luches por aplacar los nervios de querer hacerlo bien, de dar lo mejor de ti
mismo. Al contrario, acepta su invitación y entrégate por completo. Visualízate
como triunfador, respira profundo y recuerda mantener buen contacto visual con
toda tu audiencia mientras fluyen tus ideas y derrochas sabiduría en tus
palabras bien pronunciadas. Tu público notará el entusiasmo y la seguridad de
tu exposición.
El éxito está contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario